Dani Cardona, fotodistopía

Fernando Gómez de la Cuesta

 

Man walks along the railroad track

He’s Goin’ some place, there’s no turnin’ back 

The Highway Patrol chopper comin’ up over the ridge

Man sleeps by a campfire under the bridge

The shelter line stretchin’ around the corner

Welcome to the New World Order

Families sleepin’ in their cars out in the Southwest

No job, no home, no peace, no rest, no rest!

And The highway is alive tonight

Nobody’s foolin’ nobody is to where it goes

I’m sitting down here in the campfire light

Searchin’ for the Ghost of Tom Joad

«The Ghost Of Tom Joad» – Rage Against the Machine

 

Hace tiempo que conozco a Dani Cardona (Palma, 1971), entonces trabajaba como fotógrafo para la agencia Reuters y desde el principio me interesó su capacidad para contar historias y su manera de unir ética y estética en una sola imagen, un discurso vital, visual y narrativo que sigue manejando con soltura, pasión y belleza. Los años se fueron sucediendo y el fotógrafo fue asumiendo otros roles dentro de la acción cultural y creativa: su paso fugaz como gestor del espacio independiente de artes visuales La fàbrica de licors, el nacimiento del proyecto Llumetes que, entre otras propuestas, se materializa en un blog sobre fotografía contemporánea, su colaboración con el festival Palmaphoto o su incursión en el mundo editorial con la creación de I have swallowed something square, fueron ampliando los intereses de Cardona por otras cuestiones relativas a la fotografía mientras se iba acercando a los parámetros del arte contemporáneo, investigando conceptos cada vez más abstractos y desarrollados.

La actual puesta en valor del fotolibro autoeditado como medio y como objeto de arte ha consolidado una herramienta muy útil para Cardona, un formato con el que el fotógrafo tiene un control amplio sobre el resultado final, pudiendo involucrarse en la selección, edición, diseño e impresión de una publicación que resulta relativamente económica en su producción, que es de manejo, transporte y distribución sencilla y, sobre todo, de fácil acceso para el público por su razonable precio de venta. Cardona realizó una primera incursión en la autoedición con su fotolibro “2009 photo diary” (2010), pero es ahora, con la publicación de “Paraíso” (2014), donde deja de manifiesto esa capacidad innata para narrar historias y esa voluntad de analizar cuestiones cada vez más complejas.

“Paraíso” comienza con un extracto de la novela “Sunset Park” de Paul Auster en la que se cuenta como el protagonista, Miles Heller, va tomando fotos de las casas y de las cosas que la gente va abandonando a medida que sus sueños se van frustrando, una ruptura de las expectativas que todos nosotros teníamos sobre lo que iban a ser nuestras vidas y que la crisis ha dejado en evidencia flagrante, descarnada y dolorosa. Heller, empleado de una empresa que vacía viviendas tras los desahucios, va tomando fotos de estos inmuebles y de los enseres que sus habitantes dejaron a su paso, recogiendo el rastro deleble del indeleble fracaso social en el que andamos sumidos, pleno de insolvencias, de impagos y de ejecuciones hipotecarias. Las imágenes de “Paraíso” hablan de eso, de la quiebra de la utopía, de ese punto de inflexión abrupto y desconcertante en el que nos hallamos sumidos, de esa percepción de que el mundo que habitábamos hasta ahora no era de verdad sino una enorme ficción urdida con el mero objetivo de embaucarnos, de exprimirnos y de desecharnos.

Dani Cardona recoge y contextualiza los trabajos de una larga sucesión de fotógrafos que tiene su origen en el documentalismo americano, en Walker Evans, Dorothea Lange, Robert Frank o Eggleston, y que luego tienen su continuidad en la obra de Stephen Shore o Alec Soth. Una voluntad de levantar el velo del sueño americano y mostrar sus entrañas, su realidad y su miseria, que coincide con la intención, ubicada en nuestra realidad, de muchos de los artistas de esta nueva generación de fotógrafos españoles que comienza a despuntar, algunos de ellos, al igual que Cardona, nacidos también en las Islas Baleares. Éste es el caso de Toni Amengual y de la disección certera que plantea con ese peculiar pentateuco que conforman las series “Votantes” (2011), “La sombra del valle” (2011), “Patriotas” (2013), “Figuras” (2013) y “Algo en lo que creer” (2014) y que culmina con la publicación del fotolibro “Pain” (2014), o la mirada crítica de Javier Izquierdo en “Magalluf: Sex, Alcohol and Sun” (2010-2012), o algunos de los proyectos de Xisco Bonnín. Todos ellos con ciertos puntos de conexión con la investigación de otros fotógrafos del panorama nacional como Rafael Arocha, Manolo Espaliú, Aleix Plademunt, Jorge Fuembuena o la propia Cristina de Middel que, con su proyecto “Party” (2014), se refiere a la quiebra de la utopía comunista en China.

El propio Cardona describe su libro de esta manera: “Paraíso” es la historia de los que compraron un billete a la tierra prometida y vieron como ésta se desvanecía. De los que dejaron de luchar por sus sueños y de los que huyeron buscando una esperanza. Una propuesta que se configura como un retrato de la España actual, de la pérdida de la ilusión, de las fuerzas y de la esperanza, un libro lleno de casas abandonadas, de urbanizaciones e infraestructuras sin concluir, de huidas y de tránsitos, de acelerones y de frenazos que marcan con huellas agresivas la carretera, de objetos y de sueños rotos, de desaliento, frustración y desánimo. Una metáfora del momento que estamos viviendo articulada gracias a espacios vacíos, retratos ausentes y un peculiar bestiario lleno de referencias simbólicas: mascotas abandonadas, un toro de Osborne decapitado y un pequeño tigre de juguete donde finalmente depositamos todas nuestras esperanzas, un juguete que regalaremos a nuestros hijos haciendo que se revivan las ilusiones que nosotros ya descartamos, un punto de luz para el final de esta narración porque, quizás, no todo esté perdido.

 

Let me put it this way.

You basically have two choices:

you can give up hope, feel helpless

and therefore ensure that the worst is going to happen,

or you can have hope, and then try to realize the hope,

and then there’s a chance that things will improve.

Given those choices, it’s not a choice.

You have hope, of course.

Noam Chomsky

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