Una casa tomada por el arte

«A

ntes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada». De esta manera termina uno de los más famosos cuentos de Julio Cortazar. No sabremos nunca quien o que “tomo” la casa, pero en Louis21 lo que fue colonizó el espacio doméstico es el arte. Una escultura multicolor encima de la mesa y un lienzo enorme sobre el sofá. Sentir la presencia de la idea colgando de una pared de su casa. Este es el nuevo concepto de la galería. Bajo un nombre Wilderiano -The Apartment (Piloto), se presenta el ciclo de las cinco próximas exposiciones que busca convertir el arte en algo que tenga un espacio contemplación en lo doméstico. «Queríamos un nuevo periodo que fomente nuevas audiencias y que busque nuevos formatos expositivos», confiesa el director de la galería, Oscar Florit.

En esta primera exposición el espacio está invadido por diferentes maquetas de muebles, realizados en madera de pino o contrachapado sin tratar. De esta manera el cubo blanco adquiere otra dimensión al estar aderezado con atributos hogareños. Las piezas de arte que están situadas en el espacio siguiendo un criterio tan riguroso como insolente, ya que están ordenadas como en una vivienda. El visitante convivirá con ella, realizando su visita como una invasión del espacio en el que juegan entre si mezclándose cerámicas y videoartes, pequeñas obras y grandes formatos junto a carteles de exposiciones pretéritas de artistas como Rafa Forteza, Bell Fullana, Cristina Garrido, Álvaro Gil, Antonio González y Pol González Novell, Alejandro Leonhardt, Pep Vidal e Ian Waelder.

Este ciclo expositivo está pensado para que pasen cosas, como eventos y encuentros entre coleccionistas y artistas. «Queremos que esto sea la excusa para convertir la galería en un centro de pensamiento y discusión sobre arte», explica Florit.
Pese a la breve trayectoria de Louis21, en la actualidad ya cuentan con dos espacios. El primero, nacido en Mallorca como showrom y reconvertido en unos de los epicentros palmesanos del arte y el segundo, en la madrileña calle de Doctor Fourquet y a escasos metros de galerías tan míticas como Helga de Alvear o Estrany de la Mota.

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