Gómez de la Cuesta, lo que Palma necesita

Me gustaría iniciar este artículo recordando un texto publicado hace ahora siete años en esta misma revista, titulado «Palma, una ciudad contemporánea de espardeña y patató«. En dicho artículo se abordó la destitución de Gómez de la Cuesta como Director Gerente de la Fundació Palma Espais d’Arts.

En aquel año, Gómez de la Cuesta (Córdoba en 1976), se alzó como Director Gerente de la Fundació Espais d’Arts de Palma tras superar un riguroso concurso público en el que demostró su valía -ganó por méritos propios y por un curriculum envidiable. Apenas un mes después de su elección, fue despojado de su cargo debido a una decisión política impulsada por el partido nacionalista MES y su concejal de cultura, Llorenç Carrió. Hasta el día de hoy, resulta difícil comprender las razones detrás de esta medida.

Como ya mencioné en su día: “Gómez de la Cuesta posee una amplia experiencia profesional en el ámbito artístico y la gestión cultural, capaz de elevar a esta ciudad a niveles merecidos”. Es fundamental dejar de lado las consideraciones políticas y enfocarnos únicamente en el color de la cultura y la promoción del arte en nuestra ciudad.

En los últimos años, Palma ha experimentado un evidente estancamiento cultural que ha sido transmitido desde las instituciones públicas. El emblemático «Casal Solleric», símbolo de la cultura palmesana, lleva tiempo cerrado. “Ses Voltes” con su ubicación espectacular junto a la Seu de Palma y a los pies de su histórica muralla, desaprovechado. Por otro lado, «Casal Balaguer», antiguamente destinado a exposiciones, ha sido transformada en un Casal de Barri y la Fundación Miró se limita a exhibir exclusivamente obras relacionadas con el artista. Estos espacios podrían convertirse otra vez en lugares singulares de arte contemporáneo, tanto por su arquitectura como por las diversas propuestas emergentes abiertas a la ciudadanía.

La elección de Gómez de la Cuesta como Coordinador General de Cultura y Artes Visuales del Ajuntament de Palma representa una oportunidad para revitalizar nuestra escena cultural y artística. Su experiencia y enfoque innovador podrían impulsar un cambio significativo, fomentando una gestión más efectiva de los recursos culturales de la ciudad y promoviendo propuestas que involucren activamente a la ciudadanía y a los profesionales del mundillo artístico.

A veces es necesario corregir los errores cometidos por otros, y ahora es el momento de enmendar el daño causado a la cultura de Palma cuando Gómez de la Cuesta fue despedido. Debemos devolverle las riendas de la cultura a aquel que una vez nos prometió una ciudad cultural inigualable. Leí su proyecto de ciudad cultural. Impresionante. Y eso que dijeron que no tenía proyecto.

Gómez de la Cuesta es Licenciado en Derecho e historia del Arte. Además, su experiencia en la curaduría de exposiciones a nivel internacional es incalculable. Ha publicado catálogos y ha escrito infinidad de artículos sobre arte contemporáneo en reconocidos medios tanto nacionales como internacionales, incluida DP Magazine.

Lo escribí hace siete años “Fernando es el gestor ideal para la gobernabilidad de esta nave, una persona seria con conocimientos artísticos tanto locales como internacionales. Una persona que puede estar sentada en una mesa redonda sobre arte contemporáneo en el MOMA, con comisarios internacionales y poniendo en alza el Casal Solleric y la cultura balear sin temblarle la voz”.  Siete años más tarde me reafirmo en lo que dije.

Por Gori Vicens

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