Mallorca, It’s not the best

Hace unos años, vivir en Mallorca era sinónimo de paraíso, como lo afirmaban las guías de viaje y los periódicos de todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años, la escalada de precios en alquileres, en la compra-venta de viviendas, el incremento de los precios de los alimentos y la gasolina -un 20% por encima de la media española- junto con la preocupante inseguridad ciudadana y las aglomeraciones durante los meses de verano, han relegado a Palma al décimo lugar entre las ciudades españolas con mejor calidad de vida, por detrás de Vigo, Gijón, Bilbao, Valladolid, Zaragoza, Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga e incluso Barcelona.

Según la revista Forbes, que elabora una lista de las mejores ciudades del mundo para vivir y trabajar, una lista considerada muy fiable debido a que la crean personas que residen y trabajan fuera de ellas, Palma de Mallorca no figura entre las primeras 50 ciudades del mundo. Ni siquiera su clima o sus playas han podido competir con ciudades como Málaga, que se encuentra entre las cinco mejores del mundo por su rica historia, su ambiente artístico y cultural, su gastronomía y su clima agradable. Alicante y Valencia también entran en esta lista de las 50 mejores del mundo.

Es Calo des Moro. Verano. Abarrotada de gente

En 2015, Palma fue destacada como la mejor ciudad del mundo para vivir según el periódico británico “The Times”, un reconocimiento que resulta sorprendente dado que en menos de una década ha dejado de figurar entre las 50 mejores del mundo. Toronto (Canadá), Auckland (Nueva Zelanda) o Hoi An (Vietnam) que el mismo año formaron podio con Palma, siguen estando entre las 50 mejores para vivir. Es innegable que la inversión realizada en aquel entonces para fomentar el turismo y la inversión extranjera en la isla ha dado sus frutos durante estos 10 años. Lo evidencia la impresionante entrada de inversión extranjera en busca de viviendas vacacionales que ha doblado y triplicado los precios de compra de pisos.

En estos momentos son solo las inmobiliarias de Palma de Mallorca las que creen e intentan convencer a los inversores extranjeros de que Mallorca o Palma sí son lugares ideales para invertir, vivir y trabajar. Pero como dice el conocido refrán: «Se coge antes a un mentiroso que a un cojo».

Por Gori Vicens

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