Arrogancia balear, El palo del Baluard

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Jajajajajajajaja. Déjenme que empiece este artículo con una enorme carcajada. Hacía mucho tiempo que una noticia aparecida en un medio de comunicación «serio» no me producía tal hilaridad. ¿La última vez?, cuando Belén Esteban se operó la nariz y saltó del papel couché a los periódicos. Para que me entiendan, este carcajeo me lo provoca una noticia aparecida -página entera- ayer, en un medio de comunicación de Mallorca: «Los museos de Mallorca prohíben los palos para selfies». La versión original de este titular es: «New York museums are banning selfie sticks». Un titular traducido con Google translator y adaptado a nuestro pueblo: «Los museos de Mallorca prohíben los palos para selfies». Una prohibición que para es Baluard es tan inútil como descomedida. En Rusia, todos su museos, entre ellos el propio Hermitage con obra de los mejores pintores del mundo, se está permitido hacer fotos con palo de selfie e incluso con flash a las obras más carismáticas. Recordemos que para las instituciones públicas de las Baleares Rusia es un enclave de promoción turística mejor que USA. No olvidemos el caso Rasputín. Entonces, ¿por qué no les copiamos?

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En un mundo desbordado de información parece imposible asombrarse. No me refiero a ese asombro hipócrita si no al asombro que nos ocasionan acciones que nos invitan a la reflexión, a la búsqueda y a la crítica. Hace unas semanas fue el gasto que conllevó la ínfima exhibición de varios catálogos en el marco de la feria de arte ARCO. Ahora con cierta arrogancia en un alarde de complejo de superioridad que surge ante la necesidad de disimular un complejo de inferioridad, prohibimos el uso del stick para selfies como en el MOMA. Nos creemos que los museos de Mallorca son como los de Nueva York y el MOMA, su buque insignia, es nuestro Baluard. Compararlo es como comparar un bote agujereado de poliéster de los que encuentras abandonados en cualquier playa de Mallorca con un barco fabricado en oro, el mejor barco del mundo, el mas caro. Aún así, nos quedaríamos cortos. Evidentemente en este barco no puedes subir con alpargatas necesitas zapatos de zafiros. Pero en el bote agujereado de poliéster de los que encuentras abandonados en cualquier playa de Mallorca puedes hasta remar con alpargatas.

Digo esto porque me produce estupor ver que en lugar de copiar lo que ellos prohíben, -una simple rozadura con este artilugio en un Pollock, un Rothko, un Rodin, un Braque o un Duchamp, causaría un daño incluso 15 veces más grande que el presupuesto total de nuestro buque insignia-, no intentan copiar y lograr un 1% de todo su presupuesto anual en adquisiciones. El MOMA gasta 32 millones de dólares anuales en nuevas adquisiciones y el Baluard, desde hace cuatro años gasta cero. Desde el año 2008 Es Baluard tiene una Comisión de Adquisiciones, un órgano formado por expertos propios y externos del museo, con el objetivo de ampliar la colección. En fin.

Es_Baluard.2Me gustaría preguntar a la señora Aramburu, directora del Baluard -otro día profundizaré sobre su gestión- si prohíbe el palo de selfies para que los pocos visitantes del interior -ya que su afluencia masiva y su mayor ingreso es a través del alquiler de los espacios exteriores para fiestas «Mercerianas», con todo mi respeto al Señor Mercer- no deterioren las obras de Fabré, Morey, Serrano, Carbonero o Campano, o si lo prohíbe simulando esa arrogancia de dirigir un gran museo como el MOMA.

Un museo que recibe 3 millones de visitantes anuales, unos 8.500 diarios y ha recibido ataques a su patrimonio -recordemos que hace unos años Lambros, un artista callejero, colocó varias piezas en las paredes del museo sin que la seguridad, más de 100 efectivos, se dieran cuenta- decida reducir el riesgo y prohíba el acceso de aparatos que puedan estropear su valiosa herencia. Pero que un museo, donde la afluencia de visitantes -una media de 100 personas diarias, descontando los miles de visitantes del día de la Nit de l’Art y los cientos de colegios- y su máxima promoción sea a base de selfies en las páginas de sociedad de los diarios locales prohíba el uso del «stick», me deja más que asombrado, y esta vez me refiero a ese asombro hipócrita que esconde una intención de generar controversias frívolas que después vemos producidas en los medios locales con fotos de la high society de Palma. Algo parecido sucedió hace años en el Casal Solleric con la exposición de Lladró, que llevó a la dimisión de su director.

En el principio de la «Metafísica» de Aristóteles donde sin asombro no hay conclusión quiero concluir con el asombro que me deja ver, que habiendo gestores culturales en esta ciudad que mueven el «culo» por el amor al arte realizando cientos de eventos culturales, exposiciones, conciertos, charlas e incluso, a veces, promocionando el Baluard, no reciban el mismo apoyo mediático que ha recibido esta noticia en los medios locales. De ahí que termino este artículo con otra carcajada y parafraseando a Aristóteles: «El asombro e ignorancia son como dos caras de la misma moneda».

 Por Gori Vicens

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