Kinda Happy, Kinda Sad, lo nuevo de Alien Tango

Alien Tango estrena su nuevo single «B.F.F», un homenaje al amor, la amistad y el indie pop de finales de los 2000s. También es probablemente su canción más pegadiza, con una letra ultra-coreable, cuerdas épicas y un sintetizador que suena como una luz estroboscópica que te hipnotiza para obligarte a bailar.

Pero todavía hay mejores noticias.

Alberto, la mente detrás de Alien Tango, se ha envuelto la manta a la cabeza y ha grabado —¡por fin!— su disco de debut. Si un puñado de singles fueron suficiente para llenar salas en Europa y tocar en Primavera Sound, BBK Live, FIB, SXSW o Eurosonic… no queremos ni imaginarnos dónde le llevarán estas canciones, que verán la luz el 12 de mayo a través del sello Republic of Music.

«Kinda Happy, Kinda Sad», su esperado disco de debut es una recopilación de lo que Alberto afirma que son «clásicos de un universo paralelo». Y nosotros estamos de acuerdo. Un disco grabado en el dormitorio, pero que suena a lo grande. Colorido y ecléctico, como un sueño en el que David Bowie, MGMT y Queen se pelean a navajazos en una iglesia mientras el cura destroza una guitarra desafinada y el órgano arde en llamas.

Pero quién mejor para hablar sobre el disco que la persona que lo ha ideado, escrito, grabado y mezclado — y que además ha decidido escribir esta carta de presentación.

 

Hola, soy Alberto, la persona detrás de Alien Tango.

Le he dado muchas vueltas a cómo hacer un texto medio arty que presente mi disco Kinda Happy, Kinda Sad, pero creo que lo mejor es ir de cara con una carta medio formal como esta.

En primer lugar, quiero agradecerte que te hayas interesado por mi disco y que te estés tomando el tiempo de leer esto. O al menos, que tengas la intención de hacerlo antes de que mi pedantería y mi falta de concentración te aburran mortalmente. He recorrido un largo camino desde que empecé a hacer música con el micrófono de un portátil cutre en Audacity hasta tener la oportunidad de lanzar mi primer disco en vinilo y tocar por todo el mundo. Agradezco de verdad a cada persona que lo ha hecho más fácil mostrándome su apoyo, por pequeño que sea.

Tardé más de un año y medio en grabar Kinda Happy, Kinda Sad, solo en mi habitación. Grabé más de 30 canciones, de las cuáles solo 12 pasaron el filtro. Es más o menos un diario de mi cuarentena pero sobre todo es mi álbum de debut, y como tal representa esencialmente dos cosas.

En primer lugar, es el resultado de una obsesión probablemente poco sana por hacer música. Desde que me di cuenta de que podía grabar cualquier cosa desde mi habitación con un ordenador de mierda no he sido capaz de hacer o pensar en otra cosa. Hago canciones a diario, de las que finalmente ven la luz muy pocas porque antes de teminar una, ya estoy obsesionado con la siguiente y así sucesivamente. Siempre imagino cómo sonaría mi grupo favorito del mundo, y como no existe, lo creo. Sueño despierto con tocar en directo la canción en la que estoy trabajando en ese mismo momento. Disfruto descifrando el código de lo que creo que hace grande a cada canción, y si por algún motivo no estoy haciendo o escuchando música en un momento determinado, vuelvo loco al de al lado tocando la batería al aire con el ritmo que esté sonando en mi mente. Joder, hasta me jode estar escribiendo esto ahora mismo en vez de grabando. Así que sí, este disco derrocha ideas e influencias, es colorido e hiperactivo.

Y en segundo lugar, es la culminación de un largo, largo proceso de autoaprendizaje y descubrimiento. He viajado lejos. Muy lejos de mi casa, un pueblo del sur de España, debido a la falta de oportunidades allí, y me he enseñado a mí mismo a tocar todos los instrumentos, grabar, mezclar, diseñar portadas, editar vídeos y un sinfín de cosas más. Echando la vista atrás, o bien me siento extremadamente orgulloso de hasta dónde he sido capaz de llegar sin ningún tipo de contactos y muy poca pero muy apreciada ayuda, o bien me preocupa la ética de trabajo enfermizamente tóxica que me ha permido hacerlo, aunque ese es otro tema (RIP la mayor parte de mi vida social y mis relaciones). La cuestión es que este disco marca el momento en el que he sentido que estoy listo para prensar algo que valga la pena prensar en vinilo y spamear en redes sociales.

Esto es todo. He dedicado casi la mitad de mi vida a trabajar para llegar a este momento: este es mi disco, lo he hecho solo en mi puta habitación y creo que es genial.

Alien Tango

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