Espacios itinerantes por amor al arte

gloryhall

En un páramo cultural alentado por las instituciones, lo interesante tiene lugar dentro del nonprofit . Propuestas alejadas de los museos y de otros lugares consagrados. Se trata de espacios que no viven del arte ni lo pretenden. Con esa idea nace Glory Hall. Detrás de ese juego de palabras se esconden tres comisarios; Magda Albis, Pilar Rubí y Tolo Cañellas. La idea principal de la que parten es la de crear exposiciones efímeras en espacios no convencionales. «Es una manera de mostrar la obra de los artistas de manera diferente», explica Tolo Cañellas. La invasión la realizaron en diferentes espacios. La primera intervención corrió a cargo del fotógrafo Margarito Dela Guetto. Nauzet Mayor, por ejemplo, invadió el taller del restaurador Pere Terrasa con dos tipos de piezas; unas pequeñas esculturas y diferentes dibujos. Ana Cabello mostró su particular visión de la belleza, tanto masculina como femenina, en un salón que recreó en la peluquería Pelfecte. La última tuvo lugar en las galerías de la Plaza Mayor, donde se mostró el trabajo de los artistas Bartomeu Sastre y Clara Arbona. Cabe destacar que la única mercadería que se realiza con este tipo de acciones es íntegramente para el artista. «La venta de las piezas son para el creador», afirma rotundo Cañellas. El próximo Glory Hall tendrá como escenario la tienda Sanz, donde el artista urbano Grip Face invadirá el escaparate. El comisariado lo realizó Pilar Rubí, quien asegura que el interés de las propuestas radica en que son artistas que muchas veces no tienen presencia en el circuito establecido. «Muchas veces tienen problemas para mostrar su trabajo», sentencia. Uno de los eventos organizados por este colectivo de comisarios que contó con mayor repercusión y asistencia de público fue el Glory Hall Estudio, que conocerá una segunda edición durante el PalmaPhoto. La iniciativa pretende colonizar un espacio -aun no concretado- por diferentes fotógrafos que recuperarán la idea del retrato de cámara. En la primera edición participaron Pablo Attfield, Natxa Pomar y Marta Pujades. Cada uno de estos retratistas recrearon el espacio a partir del cual trabajar las imágenes. «Queríamos hacer un guiño a los fotógrafos de estudio, en particular a los de los setenta y ochenta», explican los creadores de Glory Hall.

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