Las máscaras del héroe  

barbas

No hay duda sobre la bondad de la moda en algunas épocas. Y en ocasiones la moda es incluso, magnánima. Eso es lo que ocurre hoy en día y desde hace aproximadamente un lustro con la moda masculina.

Desde hace cinco años todos los hombres se han convertido en guapos, las barbas han hecho realidad el sueño de muchos. Aparecer como un aguerrido macho peludo, bien cargado de virilidad y testosterona, dejando atrás la duda del espejito y adentrándose en la adaptabilidad de la bacía.

Hoy el que no es guapo es porque no quiere, pues la barba se encarga de mejorar a cualquiera. Barba a la Adriana, a la española, la inglesa cuadrada, en cuchillo, mandarín, completa, de dos días, bigote o barba vigorosa completa. Las modalidades de la moda ofrecen un gran catálogo, casi tan amplio como el de amantes de Don Juan, en la ópera de W.A.Mozart, bien descrito por su criado Leporello. ¡Mil tres tipos de barbas en España!

Los peluqueros para hombres, han retomado su castizo nombre de barbero y han aparecido ingentes cantidades de fragancias, pócimas y ungüentos para acicalar las barbas y los bigotes. Llevando aparejada una reducción ostensible de venta, de los utensilios y pomadas destinados al afeitado.

El hombre del siglo XXI, tiene el rostro cubierto por la máscara de la barba con carácter.Un complemento estético que atribuye al que lo lleva ciertos rasgos novelescos. Si el barbudo va desaliñado y vestido con camisa de leñador, con aires normcore de vuelta a la vida del campo es un patibulario Edmundo Dantés. Si el mismo barbudo va hecho un lechuguino con el bigote encerado y la barba afilada es un mundano Conde de Monte-Cristo. En cualquier caso el mismo personaje de Alejandro Dumas padre, con una máscara distinta.

Además de las barbas hay otros factores que se encargan de hacer de todos los hombres los más guapos de la ciudad. El cabello o su ausencia es una virtud hoy en día, antes había calvos, hoy hay rapados.                                   Los cuerpos de distinta tipología son también ensalzados. La trasposición de los arquetipos gays al público general, han hecho que los entrados en carnes y de musculo sobrante sean osos. Los flacos sean fibrados. Y la mayoría sean hombres cuidados que hacen atletismo o acuden a un gimnasio.                       Y no por último menos importante, la ropa y las gafas lo permiten todo. Se puede ir vestido de alpinista a la oficina o de esquiador al supermercado. Llevar smoking con zapatillas deportivas o pantalón corto con pajarita, todo depende del estilo del caballero. Además las gafas, acaban por completar una máscara contemporánea del hombre del siglo XXI.

El problema es si alguien le dan una descripción de un chulo para encontrarlo en una cafetería: “es un barbudo rapado, con gafas de pasta negra, camisa de cuadros rojos, jeans azules, botas de alpinista, cuerpo de corredor y piel aceituna”…¡no lo encontrará usted nunca!

Por Román Padín

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